José Linero: La vida después del sacerdocio

José Linero: La vida después del sacerdocio

El texto que presentamos a continuación ha sido escrito durante el semestre 2022-3, por estudiantes de las asignaturas "Taller de Comunicación Escrita" y "Comunicación Oral y Escrita", impartidas en la Universidad Autónoma de Occidente. La publicación de este trabajo destacado tiene como objetivo estimular el inagotable talento de nuestros jóvenes en formación.

José Linero: La vida después del sacerdocio

Escrito por: Liz Tatiana Roby Méndez, karolain Sinisterra y Michel González.


Alberto José Linero Gómez fue uno de los sacerdotes más carismáticos del país. No solo es un líder espiritual muy reconocido, sino que se convirtió en un escritor, docente y conferencista nacional e internacional. Sus discursos, charlas, libros e intervenciones son seguidas por miles de personas en redes sociales. Ha publicado más de 25 libros, siendo así uno de los autores más vendidos en Colombia.


Alberto José, más conocido como el padre Linero, es un hombre físicamente atractivo, al cual los años no se le notan. Durante la conversación mantuvo una postura carismática y espontánea. Es un hombre risueño con expresiones faciales muy marcadas. El día que lo entrevistamos vestía una camisa floreada, entre colores azul, verde y fucsia. Tenía un jean negro y unos zapatos que combinaban con su vestimenta. Durante la entrevista, de vez en cuando pasaba su mano de manera sutil por su barba color cenizo; esta acción la realizó con frecuencia.

Nació el 20 de octubre de 1968 en la ciudad de Santa Marta, bajo el nombre de José Alberto Linero Gómez. Para ese año, ocurrían grandes hechos históricos que instaron a declararlo año Internacional por los Derechos Humanos. Era un periodo agitado de revolución, donde miles de personas se llenaron de valor y alzaron la voz para reclamar sus derechos, con el fin de perder ese miedo latente que les hacía callar y ser marginados. Ese anhelo por un cambio trajo consigo violencia, destrucción, desesperación, muerte, llanto de madres desconsoladas, niños/niñas huérfanos y alumnos que dieron sus vidas por reclamar sus derechos y exigir una transformación. Fue un año donde abundaba la melancolía y la frustración.

Durante aquel 1968, México vivió una de las matanzas más terribles de su historia: la de Tlatelolco. Esto sucedió unos días antes de iniciar los juegos Olímpicos y fue parte de la guerra sucia del Gobierno del Partido Revolucionario Institucional contra los estudiantes de izquierda y los guerrilleros. Las cifras de las personas que murieron en esa masacre oscilan entre las 300 y 400. En ese mismo tiempo, dos atletas norteamericanos protestaron contra la xenofobia durante los Juegos Olímpicos y, como estos, hubo otra serie de acontecimientos que marcaron el curso de la historia y ella reclamo por los Derechos Humanos.

José Alberto nació en un año donde el mundo ardía en llamas. Mientras todos estos sucesos pasaban, él crecía en el Libo, un barrio popular de estrato tres que quedaba situado frente a la bahía más linda de Santa Marta, donde en ocasiones su familia y él disfrutaban de un atardecer colorido, en medio de una fuerte brisa que encrespaba el mar. Se crió en el seno de una familia trabajadora, resiliente que se esforzaba por sacar adelante a sus seis hijos. El padre José Alberto es hijo de Carlos Linero y Rosina Gómez, hermano mayor de 3 hombres y dos mujeres.

Cuando José Linero se hizo adolescente no contaba con una formación académica. Empezó, entonces, a trabajar para ayudar a su familia y hacerse responsable de su vida. Este proceso le brindó herramientas para ver el trabajo desde otras perspectivas. De ahí, surgió el amor y el disfrute pleno del oficio. Durante algún tiempo trabajo como ayudante de bus; cobrando el dinero a los pasajeros. Después, laboró para una marca de zapatos: Sprint Steep.

A la edad de 17 años comenzó a reflexionar sobre su vocación, ya que asistió a un retiro en la ciudad de Santa Marta, de esos que se realizaban en el colegio, cuando estaba en cuarto de bachillerato. Fue a través de esa experiencia que descubrió su vocación religiosa. Desde ese entonces se empezó a generar en él la iniciativa de ser presbítero de la Iglesia Católica pues Jesús lo cautivó para siempre. Ese proceso lo llevó a un viaje tan dentro de sí que a partir de ese momento El Altísimo sería para siempre su amigo. Por ese motivo, decidió estudiar Filosofía en el Seminario Regional de la Costa Juan XXIII, en 1988; y Teología en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, en 1991. Posterior a estos estudios, Linero decidió que quería vivir su vida al servicio de las personas, materializando su deseo de ser sacerdote; una actividad que vivió con intensidad y honestidad por 25 años. A lo largo de su ejercicio religioso, y luego de ello, este hombre siempre ha mantenido su relación con Dios. mediante ésta ha logrado cambiar la vida de muchas personas con su conocimiento y personalidad que irradia felicidad, comprensión, tranquilidad y amor.

El padre ha vivido en Bogotá en dos momentos de su vida. La primera vez fue cuando nició, en 1988, el proceso de formación de Teología en la Universidad Javeriana. Para Linero, residir en la capital fue una experiencia compleja, ya que es un caribeño que no olvida sus orígenes. Santa Marta, la ciudad enérgica y llena de vida, lo caracterizó como una persona espontánea, con temperamento expresivo, amante de la música, el canto vallenatero y el baile. Es por aquella jovialidad y por su personalidad alegre y ruidosa que el otrora sacerdote lograba atraer fácilmente la atención de las personas a su alrededor. A él se le hizo complicado adaptarse a Bogotá, una ciudad tan diferente a la suya, donde todo suele tener menos intensidad y brillo. Fue difícil, pero no imposible. Ahí adquirió buenas habilidades para establecer relaciones, construir unión en medio de las diferencias y conectarse emocionalmente con cada individuo. Rápidamente aprendió a convivir de una manera armoniosa, logrando amar las diferencias culturales que le presentaba la capital. El padre culminó sus estudios con éxito y durante su permanencia en Bogotá ejerció su vocación de acuerdo con la experiencia adquirida que compartía a través de la radio. Más adelante dirigió la emisora del Minuto de Dios, volviéndose una persona reconocida y querida. Con el paso del tiempo él decidió marcharse a su lugar de origen, Santa Marta, y seguir practicando su fe desde allá.

En 2014, José Alberto volvió de nuevo a Bogotá. Esta sería su segunda vez en la capital. Fue una experiencia distinta a la anterior pues ya no solía adaptarse fácilmente ni reía de forma constante. Este cambio se dio debido a que ya era una persona mayor, con un largo recorrido. Cabe mencionar que el padre antes de volver a Bogotá ya era muy distinguido en esa ciudad que recordaba con mucho cariño. Aun así, él comenzó a ejercer su vocación de presbítero de la Iglesia católica en una casa de retiro llamada Shalom. Una vez ahí, empezó a vivir una crisis existencial marcada por la soledad. Llegó, entonces, un momento en el que el padre sintió que no le importaba a nadie. Además de esto, entró en contradicción con muchas de las narrativas que predica, promueve e impone la institución católica. Por estas razones, descubrió que definitivamente no podía seguir ejerciendo su vocación sacerdotal. Por ello, tomó la decisión de pedir un año sabático. Durante el tiempo de reflexión, determinó que no quería ejercer más el presbiterado y tampoco tener relación con la función institucional. Para él, según comenta, fue la mejor elección. A pesar de esa decisión, buscó continuar con su práctica espiritual mas no religiosa. Y aunque ya no hace parte de la Iglesia, sigue siendo una persona practicante de la fe.

“Mis motivos fueron de fe y disciplina, las razones no pasan por ninguna otra parte”, asegura el padre, dejando claro que las causas por las cuales se retiró jamás fueron por una mujer, como suelen especular algunos medios de comunicación. Su renuncia fue por una crisis existencial que atravesó durante largo tiempo. En entrevista con Blue Radio habló sobre “vivir la vida de otra manera y no bajo las estrictas normas que impone el sacerdocio”. Esta es una de las muchas razones por las cuales el padre decidió retirarse.

Actualmente, es un hombre que cambió algunos de sus hábitos por una nueva vida, una con más libertad. Al principio fue complejo, ya que durante 25 años perteneció a la Iglesia. Además, en toda su vida sacramental y de servicio, antes de ser trasladado a Bogotá, fue muy feliz y siempre estuvo satisfecho con su labor. Pero, como se mencionó anteriormente, Linero es una persona que se adapta fácilmente a los nuevos cambios y esta vez no fue la excepción. En ese nuevo comienzo que tuvo su vida se reconoció a sí mismo como una persona innovadora, con grandes proyectos, que constantemente está pensando en el futuro. A través de éstos procura brindar herramientas espirituales para que las personas puedan construir de una mejor manera su proyecto de vida.

“No es un ejercicio mágico, es un ejercicio de aprendizaje. Yo realmente no creo que dé consejos, yo propongo unas reflexiones que las personas deben apropiarse”. El padre ha desarrollado un arduo trabajo en el transcurso de casi treinta años; esto con el propósito de inspirar y contribuir a la tranquilidad y bienestar de la vida de sus seguidores. Sus libros y conferencias son espacios de reflexión mediante los cuales las personas adquieren claridades que pueden llegar a ser importantes. Su finalidad, entonces, es generar cuestionamientos para que quienes lo lean y lo escuchen, se asomen a su interior y puedan examinar sus conciencias, sentimientos y estados de ánimo. Desde esa perspectiva, el padre comparte reflexiones diarias a través de “El Man Está Vivo'', un devocional. Años atrás también difundió mensajes alentadores por medio del programa Día a Día, de Caracol.

Ahora, hablando de su rol de escritor, como ya se mencionó anteriormente, sus libros han estado enfocados en la espiritualidad. Sus textos brindan herramientas que ayudan a crecer como persona. Al igual que él, los títulos de sus libros son llamativos e interesantes, puesto que su fin es lograr captar el interés del público. Un ejemplo de ello ¿QUÉ TIENE ELLA QUE NO TENGA YO? CÓMO VENCER A LA AMANTE DE TU MARIDO, que fue publicado en enero de 2014. Libros como este le han generado críticas negativas y opiniones divididas dentro de su carrera como escritor, pues la gente ha asumido que este tipo de textos incentivan prácticas inmorales. Sin embargo, la finalidad de este, por ejemplo, no es más que hacer un acompañamiento a personas que han pasado por una infidelidad.

Próximamente hará el lanzamiento de Espiritualidad para humanos, cuya estructura se basa en “la aplicación sublime'', que trata de brindar espacios de formación, centrándose en el desarrollo de las habilidades que se requieren para ser feliz.

Finalizamos la entrevista con José Alberto Linero Gómez de una forma amena. No olvidaremos sus expresiones jocosas y llenas de energía. Nos llevamos de él la impresión de un hombre enamorado de la vida que pretende gozar cada instante de ella y que busca servir a la comunidad. Lo anterior demuestra que es un ser con un gran corazón que ha logrado inspirar a muchos, incluyéndonos. Es, en conclusión, un bálsamo para quienes pasan por dificultades ya que apacigua momentos de desasosiego y oscuridad que atraviesan las personas a lo largo de su vida. Mientras estas palabras se estaban escribiendo, nos acompañaba un cielo gris que prometía una tormenta venidera, entonces recordamos las sabias reflexiones del padre sobre lo efímero de la vida y lo pasajero que pueden llegar a ser los problemas.