En el ámbito de la educación, todo ejercicio de evaluación de los aprendizajes de los estudiantes se constituye en parte fundamental de la enseñanza y del aprendizaje pues proporciona datos que permiten la orientación y regulación de las interacciones en el aula. Evaluar ya no es una simple forma de medir, sino un proceso que permite el efectivo seguimiento del acontecer educativo. Es, además, un instrumento para diagnosticar, retroalimentar, reflexionar, regular y mejorar los aprendizajes. De ahí que sea imprescindible que todo aquello que acontezca en el aula como parte de las actividades de enseñanza merezca una constante reflexión acerca de lo que se le pide a los estudiantes, lo que se espera de ellos y lo que se obtiene.
En este orden de ideas, el presente seminario-taller pretende que en compañía de todos los profesores participantes se pueda reflexionar sobre la evaluación en tanto instrumento didáctico que coadyuva a la circulación y negociación de conocimiento. En síntesis, la interrogación constante, la meditación permanente y una actitud escudriñadora sobre la propia práctica han de ser los tres pilares que contribuyen a la configuración del docente como un investigador dispuesto a transformarse en el escenario social de la clase.