Luto en sepia es un libro-álbum, no un libro ilustrado, y lo es porque en él palabra e imagen se complementan, entran en confabulación, en alianza, van juntas y revueltas; aunque no necesariamente ocupen de manera simultánea la misma página, establecen un diálogo.
Es una armonía estética, una ponderación de luz sensitiva, una moderación de tiempos y espacios en el soporte de la hoja en la que dos trazos, verbo e imagen, dos sensibilidades y visiones del mundo con sus seres y sus cosas, hacen sus apuestas sinceras.
El libro, en cuatro apartados, propone un enigma al tiempo que cuenta la vida y la muerte de un hombre, que es todos los hombres que desaparecen sin dejar rastro. Sus efectos y estragos de inmediato se notan en aquellos que infructuosamente lo buscan, mientras que los culpables prosiguen sus vidas. Muchas personas implicadas, pero los sentimientos de unos y otros, en polos opuestos. Cada quien con su corazón y sus oquedades: en unos son clepsidras de amor, en otros odres de odio.
La técnica narrativa recurre, además de la narración icónica, a una polifonía de géneros en la que la trama de los eventos es urdida mediante poemas, la prosa, el haiku,y el diálogo teatral.
No es la primera vez que el escritor Humberto Jarrín B. y el ilustrador Andrés Agredo han tenido ocasión de trabajar en una simbiosis de lenguajes. Además del presente trabajo, las líneas icónicas de Agredo se han entrelazado con las líneas verbales de Jarrín, primero en el libro El hombre honrado (Teatro, editorial UAO, 2014); La más dulce de las vacas (Literatura infantil, Anzuelo ético editores, 2017). Un cuarto libro de trabajo en conjunto es el libro digital Haiku del que yace muerto, un ebook cuya app se puede consultar y descargar en la web.